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Antes de iniciar esta entrada pido disculpas por centrarla en la crítica situación de los jóvenes arquitectos. Pido disculpas porque sé, a ciencia cierta, que es extrapolable a los jóvenes autónomos del mundo de la construcción en general (jóvenes carpinteros, electricistas, aparejadores, instaladores, pintores, etc), e incluso otros sectores económicos locales.
En sucesivas reflexiones mostraré con casos reales la situación, tan al límite, que sufrimos los jóvenes autónomos. Como dato cito literalmente las palabras del Decano del Colegio de Arquitectos de Huelva: "El presidente del Colegio Oficial de Arquitectos de Huelva (COAH), Gonzalo Prieto, apuntó hoy que el desempleo entre los técnicos libres en la provincia ha alcanzado en estos dos últimos años entre "el 50 y el 60 por ciento"
Para no ser pesado, expongo una carta que me llega hoy mismo:
- En Abril del 2007 (nada más y nada menos) solicité, por ser jóven autónomo, una ayuda regulada por una Orden de la Junta de Andalucía y amparada por un Decreto de la misma.
- Ese decreto formulaba posibles ayudas a jóvenes que se habían decantado por el autoempleo individual (autónomos), para "fomentar" e "impulsar" el desarrollo económico y empresarial de ellos y, lógicamente, de sus lugares de origen.
- La ayuda equivalía aproximadamente a una cantidad para pagar la gestoría que te lleva los trámites con Hacienda. (IRPF, IVA,..etc).
Estimados amigos, la contestación, TRES AÑOS MÁS TARDE, la tienen en su pantalla escaneada. Con leer sólo lo remarcado en amarillo basta.
Reflexión 1ª:
- Actualmente a muchos jóvenes autónomos NOS ESTÁ COSTANDO DINERO mantener nuestra actividad profesional. En otras palabras: nos cuesta el dinero trabajar en nuestra profesión . La mantenemos a costa de perder patrimonio y ahorros personales. El dilema está servido.
- La Administración pública, y es mi opinión personal, está, como se dice vulgarmente "sin un duro".
- Muchas estrategias y planes de apoyo a pequeños empresarios y jóvenes emprendedores, están siendo dinamitados por la situación económica global y local. La repercusión es, a fecha de hoy, impredecible sobre el tejido económico de la Comarca.
Aprovecho para mandar un abrazo a las familias de mi entorno que viven situaciones tanto o más duras que la mía. Desde estas líneas una llamada a la reciedumbre, a la lucha, a la rebeldía y a la esperanza.
Todo pasará, y como bien dijo Nietzsche: lo que no nos mata nos fortalece.
